Los refrescos azucarados han sido incluidos en la lista negra de alimentos, bebidas y hábitos de vida que aumentan el riesgo de cáncer, según informó recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS). Un estudio realizado por la Universidad de Harvard reveló que el consumo diario de refrescos aumenta un alarmante 73% el riesgo de cáncer de hígado. Además, las mujeres que consumen un refresco al día tienen más probabilidades de sufrir esta enfermedad.
Los médicos y nutricionistas están recomendando encarecidamente eliminar los refrescos azucarados de las dietas debido a los graves problemas de salud que pueden generar. Las bebidas azucaradas inundan el tubo digestivo de fructosa, que se convierte en grasa en el hígado, lo que puede provocar obesidad, diabetes y colesterol alto. De hecho, un estudio realizado por el Instituto Catalán de Oncología y el Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge encontró que las bebidas endulzadas aumentan la obesidad y la diabetes tipo 2.
El consumo habitual de azúcares añadidos también tiene efectos tóxicos en el hígado, similares a los del alcohol, y algunos estudios relacionan el consumo excesivo de azúcar con el cáncer y problemas cognitivos prematuros.
En España, se consumen aproximadamente 1.800 millones de litros de refrescos y bebidas gaseosas al año en los hogares. Ante esta preocupante realidad, la OMS reclama la implementación de medidas para limitar su consumo y desaconseja el uso de edulcorantes, ya que elevan el riesgo de diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares y mortalidad en adultos.
En este sentido, se ha propuesto elevar los impuestos sobre los refrescos como medida para reducir su consumo y combatir los problemas de salud asociados. Sin embargo, esta propuesta ha sido criticada por las patronales del sector, que argumentan que esta medida afectaría negativamente a la industria de refrescos.
En resumen, los refrescos azucarados se han convertido en un factor de riesgo importante para el cáncer y otras enfermedades relacionadas con la salud. Los expertos recomiendan eliminarlos de las dietas y tomar medidas para limitar su consumo. La OMS también advierte sobre los peligros de los edulcorantes y propone la implementación de impuestos más altos sobre los refrescos como una posible solución, aunque esta medida ha sido objeto de controversia.
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