Investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona han revelado recientemente que la hora a la que comemos podría tener un impacto en nuestro riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Según un estudio realizado en más de 100.000 personas, se ha encontrado que comer tarde la primera o la última comida del día se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Además, se ha descubierto que un ayuno nocturno de mayor duración está relacionado con un menor riesgo de enfermedades cerebrovasculares, como el ictus. Esto destaca la importancia de la alimentación en el desarrollo y progresión de estas enfermedades.
La crononutrición, que se centra en el momento de la ingesta de alimentos y los ritmos circadianos, está emergiendo como un campo importante para comprender la relación entre la alimentación y la salud.
Según los hallazgos del estudio, comer tarde se asocia con un aumento del 6% en el riesgo de enfermedad cardiovascular por cada hora de retraso en la ingesta de alimentos. Además, comer después de las 9 de la noche se asocia con un aumento del 28% en el riesgo de enfermedades cerebrovasculares.
Es importante mencionar que se necesita más investigación para confirmar estos resultados y su aplicabilidad en diferentes grupos de personas y diseños científicos.
El estudio NutriNet-Santé, coordinado por el Equipo de Investigación en Epidemiología Nutricional, está jugando un papel fundamental en la investigación sobre los vínculos entre la nutrición y la salud.
Estos hallazgos, si se confirman, podrían tener un impacto significativo en la forma en que entendemos la relación entre la alimentación y las enfermedades cardiovasculares. Ser consciente de la hora a la que comemos y buscar ayunos nocturnos más largos podría ser una estrategia importante para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
En resumen, según investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona, la hora a la que comemos podría influir en nuestro riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Un estudio realizado en más de 100.000 personas sugiere que comer tarde la primera o la última comida se asocia a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares. Por otro lado, se ha encontrado que un mayor ayuno nocturno está relacionado con un menor riesgo de enfermedades cerebrovasculares. Sin embargo, se necesitan más investigaciones para confirmar estos resultados.
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