El consumo de tabaco tiene un impacto duradero en el sistema inmunológico, incluso años después de haber dejado de fumar, según revela un estudio realizado por el consorcio europeo Millieu Interieur.
El estudio examinó el impacto de 136 factores ambientales en las respuestas inmunes de mil voluntarios. Entre todos los factores analizados, el tabaco resultó ser el que más alteraciones provocaba en el sistema inmunológico, afectando tanto a la inmunidad innata como a la adaptativa.
Los investigadores encontraron que los cambios en las células B y los linfocitos T reguladores están estrechamente correlacionados con los años de hábito tabáquico y el número de cigarrillos fumados. Además, destacaron que los efectos sobre la respuesta adaptativa persisten durante muchos años después de haber dejado de fumar.
No sólo el sistema inmunológico se ve afectado por el tabaquismo, sino que también aumenta el riesgo de enfermedades autoinmunitarias, inflamatorias y cáncer. Por lo tanto, para los jóvenes, el mensaje clave de este estudio es que es importante no comenzar a fumar nunca debido al impacto a largo plazo en el sistema inmunológico.
Aunque el estudio tiene algunas limitaciones, los expertos resaltan la relevancia científica de estos hallazgos y sugieren la necesidad de realizar más investigaciones en esta área. Es fundamental comprender que el tabaquismo tiene un impacto duradero en la función inmunológica y puede predisponer a las personas a diversas enfermedades y respuestas anómalas frente a infecciones.