El Emirato Islámico de los talibanes cumple dos años de vuelta al poder en Kabul. Durante este tiempo, el régimen autárquico ha logrado mantenerse en un Afganistán sumido cada vez más en la oscuridad y el silencio. El Príncipe de los Creyentes, Haibatulá Ajundzadá, ha liderado un gobierno de facto, imponiendo su dictado con una fuerte carga ideológica.
A pesar de enfrentarse a numerosos desafíos, el régimen talibán ha sobrevivido gracias al apoyo de otros países y organizaciones internacionales. Secretamente, se han establecido contactos y negociaciones con los talibanes, quienes han aprovechado esta situación para fortalecer su posición en el país.
China y Pakistán son los principales beneficiarios de la situación en Afganistán. Ambos países han encontrado oportunidades económicas y geopolíticas en la región, y han aprovechado la presencia de los talibanes para expandir su influencia y obtener beneficios estratégicos.
A pesar de las promesas de seguridad y estabilidad, el régimen talibán ha logrado contener las amenazas de grupos yihadistas en el país. Sin embargo, esta aparente estabilidad ha tenido un precio para la población afgana.
Los hospitales en Afganistán reflejan la realidad del país, con una falta de acceso a servicios de salud y un aumento de la pobreza. La población enfrenta situaciones de hambre extrema y se ve obligada a recurrir al trabajo infantil y a los matrimonios infantiles como mecanismos de supervivencia.
Por su parte, las mujeres han sido excluidas de la sociedad. Se les impide trabajar y acceder a la educación, limitando así sus oportunidades de desarrollo personal y profesional. El maltrato a las mujeres por parte de los talibanes ha sido comparado con un apartheid de género, generando indignación tanto a nivel nacional como internacional.
A medida que el Emirato Islámico de los talibanes cumple dos años de vuelta al poder en Kabul, queda claro que su régimen ha afectado negativamente a la población afgana. A pesar de las promesas de seguridad y estabilidad, la realidad es una situación cada vez más sombría y silenciada, en la que las mujeres y los más vulnerables son los que más sufren.
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