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El juicio del accidente del tren Alvia 04155 en Angrois, que tuvo lugar el 24 de julio de 2013, está llegando a su etapa final. Este trágico incidente, que causó la muerte de 80 personas y dejó a otras 145 heridas, ha marcado a las víctimas de por vida.
En este proceso judicial, el único imputado es el maquinista del tren. Se le acusa de haber excedido la velocidad permitida en la curva donde se produjo el descarrilamiento, lo que habría sido determinante para la tragedia. Sin embargo, muchas de las víctimas no consideran que esta imputación sea suficiente ni que se haya hecho justicia.
Las familias y los allegados de los fallecidos y heridos han expresado su frustración ante la situación. A lo largo de los años, han buscado respuestas y han exigido que se les dé una reparación por lo sucedido. Han solicitado que se analicen todas las circunstancias del accidente y se determine la responsabilidad de los diferentes actores involucrados, más allá del maquinista.
Durante el juicio, se ha escuchado el testimonio de numerosos testigos y expertos en el ámbito ferroviario. Se han analizado detalles técnicos y se ha reconstruido la cadena de eventos que llevó al fatídico descarrilamiento. Sin embargo, las víctimas siguen esperando respuestas claras y contundentes.
El proceso judicial ha sido largo y complejo, lo que ha aumentado la angustia de las víctimas y sus familias. Buena parte de las esperanzas están depositadas en este juicio, pero hasta ahora no se sienten satisfechos con los resultados obtenidos. Consideran que se les ha negado la justicia que merecen, así como una reparación adecuada por las secuelas físicas y psicológicas que han sufrido.
La falta de transparencia en la investigación y las dilaciones en el proceso solo han alimentado la desconfianza de las víctimas. Piden que se haga justicia de una vez por todas, para que puedan cerrar esta dolorosa etapa de sus vidas y encontrar la paz que tanto necesitan.
Es necesario que se llegue a una conclusión justa y equitativa en este caso. Las víctimas del accidente merecen un trato digno y una compensación adecuada. Solo así podrán comenzar a sanar sus heridas y reconstruir sus vidas después de esta tragedia que sacudió a toda la comunidad. Mientras tanto, continúan luchando y exigiendo justicia en busca de la verdad y la reparación que tanto anhelan.
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